Un constante billete de ida y vuelta

Mi vida la paso entre dos puntos y a veces al despertar no sé muy bien donde me encuentro, si en mi añorada localidad natal o en la queridísima ciudad de adopción

Cuando leí la programación de esta edición de DibujaMadrid, me sorprendió leer el nombre de Fernando González Sitges, bueno más bien me choco la descripción que acompañaba su nombre "Un zoólogo dibujando naturaleza". Por eso este viernes muy expectante asistí a la presentación-charla, enfrente de nosotros un nervioso Fernando y con cierta timidez, se presentó y con un juego nervioso del micrófono como si fuese una serpiente de cascabel, comenzó su hechizo, nos comentó historias, anécdotas, curiosidades de sus viajes alrededor el mundo, y todo ello aliñado por su entusiasmo de vivir plenamente la curiosidad por las cosas, la vida y más concretamente la vida animal. 
Durante la charla nos mostraba diapositivas de sus viajes y se apoyaba en ellas para contar miles de aventuras, y cuando todos creíamos que sólo era un aventurero, abrió sus cuadernos de viajes, desprendió su magia y su mundo imaginado se mostró ante nosotros, en esos dibujos no sólo eran trazos, sino que contaban unas vivencias salpicadas de emoción. Ante nuestro asombro por su trabajo y su elaboración, él sin embargo insistía en que esos ejemplos eran muy elaborados, sobre una mesa con tinta china y en la tranquilidad de su despacho.

El sábado nos fuimos de excursión a la pedriza, dispuestos a encontrarnos por el camino animales exóticos, palpar el terreno y escuchar los sonidos de la naturaleza como los narrados por Fernando el día anterior; pero yo el único animal que encontré fue el de mi misma especie, y aparecía por cualquier rincón. Junto a Javier, nos internamos hacia el interior buscando una panorámica más elevada y casi aérea del circo por el que se abre paso el manzanares y desde un risco intentamos que el silencio nos trasmitiese tranquilidad y donde mi compañero me instruyó sobre el perfil de la pedriza, indicándome cual era el pájaro (que no conseguí distinguir desde ninguna perceptiva), las torres, la efigie, el yelmo, la tortuga, etc...
Desde esa altura me costó orientarme y acostumbrar a la mirada a observar tan basta extensión, a lo cual influyo también el sol, que intentaba asomarse entre las ramas del pequeño árbol que me escondía de las miradas de "Lorenzo", y cuya persistencia consiguió en varias ocasiones que cambiase de ubicación y por lo tanto de perspectiva; imaginar el resultado....



Por la tarde descendimos todos junto al río, buscando la sombra y cambiando de entorno junto a una pequeña pradera donde el río conseguía silenciar los gritos de los niños, allí encontré una roca en forma de trono y me situé en él "soy el rey"!!! –pensé–; saqué los bártulos y observé que la mirada se encontraba más cómoda, quizá porque ahora "Lorenzo" no me encontraba; mientras bocetaba sobre el papel observé que Fernando se situaba enfrente de mí y pensé "pocos animales exóticos dibujaremos aquí!!", mientras intentaba encajar la escena en el espacio blanco. 
Llegada la hora de volver al punto de encuentro y mostrar nuestros trabajos, aprovecho para acercarme donde se encontraba Fernando, rodeado éste de más compañeros y me encuentro con la sorpresa que mi ojos están ciegos y que no saben observar más allá de lo evidente. Sin embargo, Fernando nos descubrió el mundo jurásico que nos rodeaba en ese instante en esos parajes; por algo habla con tanto entusiasmo de lo que le apasiona, y sin su mesa de trabajo.
Cuanto estoy aprendiendo de todos durante estas jornadas.

Descubrimos lo que realmente lleva en la mochila un "Indiana Jones".

El jurasico en la pedriza

Grandes trabajos !!!

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