Un constante billete de ida y vuelta

Mi vida la paso entre dos puntos y a veces al despertar no sé muy bien donde me encuentro, si en mi añorada localidad natal o en la queridísima ciudad de adopción

Después de recuperar fuerzas y desconectar durante cierto tiempo de la ciberrutina y la zapatilandia, el gusanillo de la inquietud ha empezado a florecer en mi interior otra vez. De hecho llevaba desde el lunes observando demasiado cosas, mi mirada se vuelve fotográfica y capta instantáneas que se archivan en mi cabeza y que en algunos trayectos en metros recupero para imaginar historias.
Después de mi estancia estos dos últimos fin de semanas en el pueblo, uno descubre sin querer el ritmo tan distinto que tienen los dos pueblos entre los que vivo, o quizá sea el descanso del guerrero después de recorrer la distancia mítica que te otorga más reposo o tal vez el tiempo y los años me imponga otro ritmo.
El primero de mis lugares, me parió y actualmente me acoge, e intento convivir con su velocidad, su locura envolvente donde todo sucede demasiado rápido y todo envejece a la misma velocidad que se olvida. Por ello, casi nada nos extraña y menos nos sorprende, y donde cosas cotidianas carecen de valor y nos presentan lo sucedido de tal forma que se conviertan en rutina y carezcan de importancia. Tantos años conviviendo con la novedad hacen que no repares en cosas que hace sólo unos años nos produciría conmoción y removiera nuestra conciencia y prejuicios. Acostumbrado a casi todo, a veces me extraño cuando alguna visita me pregunta el "porqué de algunas cosas"; actos que para nosotros los cosmopolitas se han convertido en habituales y que solo puedo contestar con un ¡ésto es Madrid! mientras me encojo de hombros.
Creo que soy permisivo con casi todo, es decir, que soy tolerante con las ideas de los demás, cada uno tiene sus juicios de valor; tanto molares, sexuales, religiosos, políticos, culturales, etc. y tengo la extraña fantasía de que podamos convivir todos respetándonos mutuamente, y creo que por ello no me sorprendo de casi nada.
Sin embargo ésta mañana al llegar a la oficina me he encontrado en la acera algo muy extraño, en la esquina estaba amontonados unas baldosas blancas sobre un montón de arena y cantos, haciendo una composición que me recordaba alguna imagen estudiada en Historia del arte; al pasar por el portal de forma guasona lo comento con el portero "han tapado la zanja en forma de lápida", el portero se quita las gafas y me dice con una sonrisa "¡No vas muy desencaminado!"; –"Paco, no me des esos sustos que es muy temprano"– le contesto con extrañeza. Entonces en petít comité, me ha contado que hace unos días apareció un nombre en el suelo y los de la limpieza lo borraron y otro día apareció el nombre de Marcos con letras más grandes y escrito en amarillo, y que hoy nos hemos encontrado esto...
¿Quizá aún haya cosas que me sorprendan o llamen mi atención?

Otro misterio para Iker Jiménez


Pero para quitarle hierro al asunto os pongo este sorprendente vídeo que he encontrado en la web, donde uno de los niños de Disney, Joe Jonas intenta imitar a Beyonce en una de sus coreografías.


0 comentarios:

Publicar un comentario