Un constante billete de ida y vuelta

Mi vida la paso entre dos puntos y a veces al despertar no sé muy bien donde me encuentro, si en mi añorada localidad natal o en la queridísima ciudad de adopción

Mañana rara me he encontrado al despertarme, al subir la persiana y ver el día feo con el que se presentaba el cielo, he notado cierto frío en el cuerpo y un estomago mal agradecido me ha hecho dirigirme a la cocina y olvidarme de "estrenar" la bici.
Ya delante del ordenador y casi calmado mi estomago, he recordado la exposición de A. Durand en la Fundación Juan March [Los paisajes americanos de Asher B. Durand (1796-1886); del 1 octubre 2010 al 9 enero 2011], que me habían recomendado la semana pasada, y como tenia el recuerdo fugaz de otra exposición, he intentado calmar mi adrenalina e instinto aventurero (¡con estas nubes!, qué pereza da vestirse de corto), autoconvenciéndome que es bueno para ampliar mis conocimientos –los cuales tengo aparcados desde mucho tiempo–.
Así a las 11 de la mañana me encontraba entrando a la sala de Juan March, con su entrada amplia y minimalista con un color agradable que nos prologaba al principio de la exposición, donde me encontraba la primera sorpresa; los magníficos grabados, de éste americano, muy cuidados, trabajados con delicadeza, ¡y tan pequeños! Este artista autodidacta se especializa en paisajes y donde la exposición aumenta su calidad, ante todo, es en los estudios de paisajes con árboles, donde perfectamente sabe resolver el endiablado juego que se trae la luz en ese tipo de paisajes, y que me situaban a estampas vividas en algún momento a muy corta distancia de donde me encuentro.

El roble solitario (El viejo roble), 1844.

Grupo de árboles, 1855-1857.

Una exposición agradable, con algunos cuadros de gran calidad, que si bien se apartan de mi estilo (me gustan escenas mas costumbristas), me ha dejado un buen sabor de boca. Al salir, aún es temprano, chispea y con la miel entre los labios decido empaparme de cultura, dirigiéndome a la Fundación Mapfre [Made in USA. Arte Americano de la Phillips Collection; del 5 de octubre al 16 de enero 2011], donde después de tres cuartos de hora de espera para entrar (normal en vísperas de puente), pude contemplar esta magnífica exposición, con un catálogo muy repleto y dividido en 10 temáticas, donde descubrimos cierta pintura desconocida por mí, de éste extenso país. Una sala ignorada por mí, donde me sorprendió su distribución y su planteamiento, y la cual resumo en cuatro obras, donde quedé fascinado por un cuadro "Skinner en el papel del coronel", personaje burlón, lleno de colores vivos que le dan cierto realismo a una pintura moderna (estamos hartos de contemplar posturas de este tipo en revistas de hoy); emocionado por la tristeza y la melancolia de "Domingo" (tan actual en estos momentos); extrañado por el rompecabezas abstracto de "aspiración" (recordándome a Innsbruck) y por último una sala con una luz cenital, donde llegé en un momento mágico para reencontrarme con Calder y donde desapareció el tiempo contemplando un cuadro en movimiento con un sin fín de soluciones, de tonos, de contrastes y recuperé el silencio, la calma y donde oí una vocecilla que decía "Mama ese señor cuando se va a ir"; Gracias Calder.

Otis Skinner en el papel del coronel Philippe Bridau, George Luks en 1919.

Domingo, Edward Hopper en 1926.

Aspiration, Augustus Vincent Tack en 1931.

Polígonos rojos, Calder en h. 1949-50.


Exposición virtual:
http://www.exposicionesmapfrearte.com/madeinusa/visita_virtual.html

1 comentarios:

Gracias Pablo, por compartir esa mañana de arte americano. Inspiras para que volvasmos a los museos que hace tiempo tenemos abandonados. Que la lluvia siempre nos traiga mañanas como esa.

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