Un constante billete de ida y vuelta

Mi vida la paso entre dos puntos y a veces al despertar no sé muy bien donde me encuentro, si en mi añorada localidad natal o en la queridísima ciudad de adopción

Tardó en aparecer pero cuando lo hizo fue para extender su belleza, su encanto, su sonrisa y su gracia.


Durante un tiempo no la reconocí, la miraba a los ojos y no la encontraba, aunque eran esos mismos ojos cristalinos y alegres que te miraban cuando siendo una niña la conocí. Durante todo este tiempo la he visto crecer, y creo conocerla bien, me encanta su sentido del humor, me satura su chillidos cuando canta, me contagia su alegría a oírla reír, me asombra su decisión y su seguridad, me admira su claridad de ideas, me sobrepasa su curiosidad, me irrita su impuntualidad y admiro su predisposición a perdonar.
Pasadas las 18:20, se abrió la puerta y asomando primero la cabeza, avanzó con timidez; algo aturdida por la expectación –pero la espera había merecido la pena–, algunos vencidos por los nervios se acercaron a ella para piropearla y hacerse alguna foto de recuerdo, entretanto intentábamos apresurarnos para llegar puntuales. Mientras sucedía todo esto, en otro lado Arkaitz (algo nervioso –supongo–), llamaba porque desconocía las costumbres de nuestro pueblo y su colocación para la ceremonia.


Para la llegada a la iglesia, el cielo quiso tomarse un descanso y hacerse partícipe de la fiesta, entre dejando unos pequeños resquicios de sol para que iluminara a la novia a su entrada, mientras subía las pequeñas escaleras hasta la puerta acompañada de sus tres damas (guapísimas, aunque para mí una en especial –Maru, Cris; espero que me comprendáis–) le seguía observando intranquila, quizá algo preocupada porque todo saliese bien, por ello, me acerqué unos pasos y le dije "Pilar, ahora toca disfrutar", aunque creo que no llego a oírme. A su entrada en la iglesia le esperaba el novio, un "silencioso" chicarrón del norte, muy emocionado durante toda la ceremonia, y donde se pudo comprobar algún que otro guiño entre ambos (aunque para guiños los del cura con la abuela). Después de retirar el velo, y de pronunciar el "Sí, quiero" respectivo; terminada la ceremonia pasamos a las felicitaciones, besos, abrazos de rigor para despejar los nervios y las emociones contenidas.
A la salida del templo les esperaban todos los invitados, amigos y familiares con ganas de gritar un "viva los novios" y en ese momento los dos creo que comenzaron a desprenderse del peso de la responsabilidad del acto, de los dolores, de las tensiones, de las prisas de última hora, es más, ya podía enojarse Zeus lo que quisiese, que ellos lo iban a celebrar por todo lo alto junto a todos nosotros.


Después nos desplazarnos al salón y ya allí, disfrutamos de unos entremeses y canapés mientras esperábamos a los novios. En un momento dado se produjo cierto revuelo por lo que entendimos que los novios habían llegado, me dirigí a la puerta, donde les pude ver acercarse. Cuando estaban cerca les grite que quería una foto para el Fbook, por lo que entre risas y bromas, hubo un detalle que me hizo relajarme, pues al mirarla, volví a recocer esos ojos alegres y brillantes, por lo que comprendí todo, ahora estaba más tranquila, ahora Arkaitz estaba junto a ella.


Durante el banquete hubo motivos para la emoción, las risas, los abrazos, las tertulias, las lagrimas, y por supuesto para los detalles cuidados con mucho mimo por los novios. Unos novios a los cuales pude observar a última hora mirándose con cariño y afecto, intentando desconectar unos minutos de todo lo que le rodeaba. Los novios agradecidos nos acompañaron hasta el autobús para darnos su último "Gracias".

Gracias a vosotros !!!
Enhorabuena cuñaetes !!!

P.D.: Pilar, recuerdas el comentario de la semana pasada en casa sobre "si tienes tiempo...", pues esta vez éste texto sí es exclusivo para ti. Bss.

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