Un constante billete de ida y vuelta

Mi vida la paso entre dos puntos y a veces al despertar no sé muy bien donde me encuentro, si en mi añorada localidad natal o en la queridísima ciudad de adopción


Las miro y las contemplo como unas niñas; les oigo reír y me contagian su alegría; me burlo de ellas y me sacuden con sus sorprendentes respuestas; me cuentan sus miedos y sonrío por su inocencia; le cuento mis cosas y me dejan perplejo por su claridad en sus consejos; crecen y sin embargo no lo aparentan, porque sigo recordándolas como dos canijas.

Hoy cuando me disponía a salir para ir a trabajar me he fijado en la foto y he recordado que hoy mi sobrina mayor comienza el instituto y no he podido dejar de pensar durante todo el trayecto, con la velocidad que han pasado estos años y el cambio tan brutal que contemplas cuando estás algún tiempo sin verlas, pero no me refiero a cambio físico sino al cambio de carácter y su maduración; "ha hacerse mayor". He recordado como este verano en la playa imitaba a sus tias leyendo revistas de su edad y como se interesaba mirando fijamente a éstas al oír sus respuestas mientras realizaban el test "!Que hacer si te gusta...?" e incluso no comprendía como algo tan serio ellas se lo podían tomar a risa.
Lo peor es que la pequeña dentro de no mucho tiempo pasará por lo mismo y yo seguiré pensando lo mismo "!Pero como vas ha empezar el insti si eres muy pequeña!"

1 comentarios:

Imaginaté el vértigo cuando las has parido, las has amamantado y son ya parte de tí por siempre...Ahora que ya no entiendes la vida sin ellas, todo vuelve a empezar...comienzan a aprender a volar solas

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