Un constante billete de ida y vuelta

Mi vida la paso entre dos puntos y a veces al despertar no sé muy bien donde me encuentro, si en mi añorada localidad natal o en la queridísima ciudad de adopción

Como un niño con zapatos nuevos me he levantado esta mañana, ayer al hojear la bici comprobé porque hacía el ruido metálico los frenos delanteros, la explicación es sencilla me he comido literalmente las pastillas, por lo que me toco ayer buscar urgentemente unas nuevas para poder entrenar mis facultades de mecánico (que son casi nulas), bueno quizá lo que estaba entrenando es mi facultad de ahorrador como dice el anuncio de ING.


Después de mucho buscar, leer, mirar en la web, llegué a un comentario en un post que decía "...si no tenías experiencia en el cambio de frenos podría salirte la reparación muy, muy cara"; "¡¡perfecto!!" –me dije–, la experiencia de ahorrador me va a durar muy poquito. Después de un tiempo –el cual me pareció eterno– y con las manos negras, me encontraba rezando pues la manecilla del freno hacía tope y la rueda no notaba ninguna tipo de frenada, pero con la insistencia el liquido volvió a su sitio y el freno con el tiempo recobraba su función. Aunque mirándolo por su lado bueno he salido ganado, pues además de ser ahorrador, ya puedo advertir de mi presencia a los peatones, y es que en la primera frenad en un paso de cebra he visto como dos personas me miraban asustadas, lo cual me ha extrañado tanto que me he quitado los cascos y he comprobado que rechinaban los discos escalofriántemente. 
Por lo demás, jornada ciclista donde he disfrutado de un día maravilloso, aunque las piernas han notado el esfuerzo de ayer y en la última parte me he tenido que rendir a la evidencia y recortar el entreno a las 2 horas exactas. Dos horillas donde no he notado para nada el sillín nuevo (como la herramienta la tenía en la mano y el sillín llevaba meses esperando, pues...), ruta con el terreno excesivamente seco porque se nota la falta de lluvias, y donde en algunos tramos no he podido correr por la gran cantidad de gente que ha disfrutado de uno de los pocos días ciclistas que nos queda antes de la aparición de lluvia y frío.


Además hoy la naturaleza me ha dibujado la sonrisa y ha puesto la anécdota, pues subiendo por el pinar del santo hacia la puerta de Humera a cruzado un zorro persiguiendo a un conejillo unos 50 metros delante de mí, por lo que he disfrutado de mi sesión particular de National Geographic; una autentica maravilla verles correr a ambos jugando al juego de la supervivencia. 

Hoy:
42,23 km en 2:00:03 (21,1 km/h) con 73 ppm (algo me dice que la pila...)

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