Un constante billete de ida y vuelta

Mi vida la paso entre dos puntos y a veces al despertar no sé muy bien donde me encuentro, si en mi añorada localidad natal o en la queridísima ciudad de adopción

Hoy el despertador ha sonado demasiado cañero para el sueño que tenía, y le he pedido una "kit-kat" de nueve minutos, para más tarde levantarme con unas legañas en los ojos que no me dejaba abrirlos. Visto que las temperaturas por fin han empezado a bajar me he equipado con el tipo de camiseta que me acompañará durante estos meses, y al salir a la calle el frio me ha calado hasta los huesos e intentado comenzar a correr lo antes posible, pero desde el principio los ojos han empezado a llorar, algo normal en mí cuando llevo poco tiempo despierto y hace frío, pero lo anormal ha sido que durante todo el entreno no he parado de lagrimear; hasta tal punto que he dejado de secarme los ojos a mitad de entreno comprobando que no servía de nada; algunos me miraban extrañado,  pero quizá mi subconsciente quería gimotear algo como..... !!quiero dormir!!!
Los entreno entre semana siguen en la misma fase, intentando resetear la forma de correr, ampliando la zancada; corriendo con un ritmo controlado; entrenos por debajo de la hora y de esta forma no forzando la máquina para adaptar al cuerpo al impacto del asfalto e intentado que de esa forma no odie correr.

Lo curioso es que desde este verano hay más gente practicando ciclismo a esas horas que haciendo footing, por lo que los dueños de los perros han decido hacerles visibles con unos collares luminosos e intermitentes, y en días como el de hoy con los ojos vidriosos, uno no sabes muy bien quien viene de frente si un veloz ciclista o un perro encabronado porque ve una luz sobre él que le persigue.


Hoy:
8,5 km en 0:50:20 sin ppm (1º km en 7:49) 8 ºC / Triumph 7

0 comentarios:

Publicar un comentario