Un constante billete de ida y vuelta

Mi vida la paso entre dos puntos y a veces al despertar no sé muy bien donde me encuentro, si en mi añorada localidad natal o en la queridísima ciudad de adopción

Eran cerca de las nueve de la mañana y me encontraba tomando dirección a Boadilla del Monte; a mi espalda una mochila repleta de cosas "por si acaso..." (hay veces que la mochila de fin de semana de viaje al pueblo llevo menos cosas que hoy). Durante el viaje me tomo mi bebida energética acompañando a la barrita; pues existe un intervalo de 3 horas entre el pobre desayuno y la hora de inicio de la prueba, y dialogo con otro duatleta que a tomada la alternativa del transporte público.
Al llegar al club Encinas recogida de dorsal y toma de contacto con el ambiente y es donde surgen los primeros nervios, nervios de novato, pues aunque no es el primer duatlon, si han pasado dos años desde mi último y me siento perdido, junto a los boxes preparo la bici para poder dejarla e ir a cambiarme tranquilamente y a la hora de abrir la mochila surge el caos que se apodera de mi cabeza, pues no recuerdo donde he dejado eso y donde está aquello; intento hacer todo deprisa para pasar inadvertido y mientras me preparaba para dejar la bici oigo por megafonía que el chip hay que colocarlo en pierna izquierda "joer, me han visto"–, exclamo. Después en los vestuarios decidiendo si al final corrí con culote o con mallas, oigo por megafonía "el dorsal 345, tiene mal colocada la bici", pues ese soy yo pero hasta que no decida que ponerme no salgo en gayumbos a cambiarla.
Después de haber decido la indumentaria, haber cambiado la bici de posición, dejado la mochila en el ropero; tocaba calentar y observar las sensaciones que desprendía las piernas y el cuerpo a lo cual tengo que decir que no eran buenas; me encontraba pesado, como si hubiese terminado de comer hace pocos minutos y las rampas de los senderos junto a la salida me hicieron meditar que coño estaba pensando el día que me apunté, por lo que decidí estirar y andar para soltar los nervios, esperando al último momento para colocarme al final de los participantes. 

Salida, no hay vuelta atrás !!!


Suena el pistoletazo de salida para las mujeres, todos aplaudimos efusivamente a las veinte valientes que se dirigían hacía las primeras cuestas, mientras esperamos nuestro turno, soltamos los nervios con saltitos y algún grito que otro. Se oye el disparo, unos tímidos aplausos y los primeros gritos de ánimo de los familiares, la salida es rápida o eso me parece a mí, los primeros toboganes me los tomo con calma y me adelantan los pocos que andaban por detrás de mí; con el paso de los metros el cuerpo entra en calor y el ritmo comienza a ascender, pasmos el primer kilómetro y pienso que es hora de ir forzando la máquina, me pego a algunos corredores para fijar el ritmo; el recorrido es exacto al de un par de años, y en el kilómetro 3 nos encontramos con la temida pared (la cual habrá que volver ascender en bici), subo bien pues las piernas tienen fuerza (mi motor se ha convertido en diesel después de la inactividad de estos meses), el circuito como habían avisado durante el calentamiento está seco y existen muchos bancos de arena lo cual me preocupa para el sector de bici; después de ascender las dos temerosas cuestas toca disfrutar de un combinación de toboganes con curvas cerradas y senderos estrechos, entremos por los establos de la zona de hípica y nos machacan con la última cuesta que al igual que la edición anterior me deja fundido antes de la primera entrada en boxes para hacer la transición y llega el primer despiste (al entrar en sentido contrario, me he equivoco de fila), tomo aire mientras que me pongo guantes y casco, tomándome con cierta tranquilidad la salida con la bici.


Había leído por la noche la intención de recortar el sector de bici pasando de 20 a 16, y viendo la velocidad con la que se tomaban la salida el tramo de bici pensé que era verdad que habría menos distancia y por ello esa velocidad en los primeros metros, en la primera curva cerrada nos encontramos por los suelos a un corredor con una bici desmontable, la rueda le patina constantemente y no puede controlarla (este no acaba...), noto en los primeros kilómetros a la gente muy nerviosa bloqueando el recorrido, cerrando en curvas y colándose por cualquier hueco, yo decidí tomármelo con calma, aprovechar para tomar un gel y beber para poder digerirlo; y controlar para evitar a los nerviosos contrincantes, así hasta pasar la pared del km3, al llegar subo desarrollo me pongo de pie y empiezo a esquivar a gente que hecha pie a tierra; toca el turno de gritar "por tu izquierda....", "por tu derecha....", "cuidado que...", hasta que al final uno no me oye y me obliga a varios metros del final poner pie en tierra. Desde este punto noto que empiezo a adelantar, el circuito me suena y toda este tramo es pistero, por lo que se puede correr sin ser interrumpido, cruzamos por la zona más alejada de meta y tocan las últimas ascensiones, llegados a este punto empiezo a notarme muy fresco y con ganas de guerra, en la última cuesta veo un hueco por la derecha cambio y me incorporo para darlo todo y adelantar a gente, entonces noto un pequeño calambre que me previene de lo sucedido hace dos años y que termina obligándome a tirarme al suelo pues soy incapaz de estirar la pierna izquierda agarrotada. Después de unos minutos estirando, me vuelvo a subir y termino la dichosa cuesta ahora toca descenso prolongado y serpenteante, donde me llevo algún susto y esquivo buscando escapatorias, lo cual me hace pensar que queda mucha carrera y que hay que reservar y controlar la bici. Pasamos (y hablo en plural porque hacemos grupo hasta meta) por la zona donde coincidimos con el último tramo a pie y hay gente que van como flechas; nos quedan unos 4 kilómetros y podríamos decir que recorremos el tramo más técnico, con continuas curvas cerradas, zonas estrechas con bancos de arena y pistas rotas por surcos. Al igual que la primera parte de running la cuesta de las caballerizas antes de entrar en boxes me ha vuelto a dejar seco, por lo que al dejar la bici me he tomado mi tiempo para beber (algo que casi no hecho en carrera y que al final casi pagaré) y resoplar las veces necesarias antes de empezar la T3; al salir oigo a un niño decir "estos van muy despacio, mamá", –jodio, y no sabes el esfuerzo que estoy haciendo para correr a este ritmo"–. Los tramos de tobogán del último tramo los paso como puedo, incluso llego a ver el ritmo de 7:18, y entonces pienso "Pablo, no te pares!!!", y con esta idea llegamos a los últimos 500 metros finales donde la organización nos ha regalado un alfombra de césped que nos alivia los dolores de las piernas para cruzar la meta con la mejor sonrisa posible.

Fin !!!

Al cruzar la meta ando durante un tramo y busco una botella de agua, el avituallamiento esta repleto tanto de corredores como de bebida y alimentación, descanso y recupero fuerzas, ahora toca ducha recuperadora, recoger la bici y volver a casa. Al final el tiempo ha sido 1:42:38 según el chino pero la distancia me ha dejado dubitativo durante todo el trayecto de vuelta "24,5 km distancia total", ¿Cuantos km han sido de bici?, pues los puntos kilométricos de carrera casi caían clavados.
Conclusión, pues magnífica organización de un duro Duatlon, inmejorables instalaciones y divertidisimo circuito (si tienes fuerzas, claro), la única pega es la descompensación entre carrera a pie y en bici, esta última siendo demasiado corta.
Y que he acabado "pinchado" en todo su amplio significado. Pero si puedo repetiré !!!



En el trayecto de vuelta da tiempo para hacer cosas; por ejemplo, descansar.


Sólo pongo mis tiempos, por vergüenza, claro !!!  

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