Un constante billete de ida y vuelta

Mi vida la paso entre dos puntos y a veces al despertar no sé muy bien donde me encuentro, si en mi añorada localidad natal o en la queridísima ciudad de adopción

Madrugón para afrontar los cinco miles (que competitivo suena esa cifra). Repito uniforme, aunque las previsiones son altas, prefiero sentir algo de calor y sudar, pues ya habrá tiempo durante el día para hidratarse de nuevo. Las sensaciones son extrañas, es curioso como me comporto, el sólo hecho de parar 3 días, me hace sentirme igual de inquieto que cuando empecé el plan de entreno, los ritmos son más altos pero tienes la sensación de que son nuevos y no te dejas llevar por sensaciones, sino que miras constantemente el crono para reafirmarlos.
Como casi todos los días de series las primeras sensaciones no son buenas, es como si el cuerpo te dijese durante el calentamiento que "si hay que ir se va; pero ir pa ná..., es tontería". Después de los veinte minutillos previos me he notado que me faltaba aire al respirar, por lo que al empezar la primera serie he sido conservador (que tampoco es nuevo en mí). El primer kilómetro ha sido cómodo aunque notaba el aire de cara (y viendo luego los resultados en el garmin; el resto tampoco han sido muy exigentes), he girado para tomar dirección Legazpi teniendo la esperanza de que hoy si podría llegar o pasar el puente nuevo de Perrault, pero ha sido imposible al ver que la luz en esa zona o a esas horas no existe. Por lo que me ha tocado volver sobre mis pasos para realizar la series completas y tengo que retractarme de mi opinión hablando ayer con Fernando; hoy si que se ha vuelto aburrido realizar las series en la rivera. Mientras que corría y divagaba sobre estos asuntos y alguno otro, el "chino" ha pitado y he parado el crono, al ver el tiempo me ha sorprendido 24:32, pero si esto debe ser más tiempo de entreno de sub3:30 que de sub4, pero mis pensamientos negativos ha aflorado diciéndome la próxima no la acabas, mientras recuperaba durante 90 segundos. Con la miel en los labios y con la idea de intentar baja de los 24 tomo la recta de la rivera otra vez con dirección al puente de Toledo, me encuentro bien e intento forzar para no perder el ritmo crucero de la serie anterior, me encuentro cómodo con el ritmo y cuando suena el pitido del tercer mil, acelero sin mirar el tiempo, lo que he repetido en el siguiente. Al llegar al final, el mismo punto de partida y mirar el reloj ha llegado la sorpresa ¡¡¡ 22:16 !!!; no me lo podía creer, me encontraba fresco y con la sensación de no haberlo dado todo en estos cinco mil.
Mis conclusiones son muy positivas, pues me encuentro de maravilla, e incluso me ruboriza reconocerlo; el descanso me ha venido fantásticamente.

3,1 km en 0:20:46 con 129 ppm (1º km en 8:17) 8ºC / Axiom 2
+
2 x 5.000 [1º: 24:32 con 151 ppm (04:54); 2º: 22:16 con 166 ppm (4:27)
+
1,5 km en 10:02 con 1; total = 14,6 km

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