Un constante billete de ida y vuelta

Mi vida la paso entre dos puntos y a veces al despertar no sé muy bien donde me encuentro, si en mi añorada localidad natal o en la queridísima ciudad de adopción

Hoy me he despertado agradablemente con un beso de Luisa en la mejilla; sino fuera porque se despedía hasta dentro de un par de días. Era muy pronto y me he quedado acostado esperando a que sonara el despertador; al apagarlo no me ha hecho falta revolotear por casa para despejarme, solo he mirado internet para ver la previsión de lluvia, me he calzado las Ride viejas (que están algo celosillas y abandonadas) y con el cortavientos de color chillón he salido a la calle. Como es miércoles, tocaba circuito de cuestas y antes de empezar temía que las piernas siguiesen requeantes del domingo; sin embargo en las primeras zancadas me he encontrado muy bien, no sentía molestias, incluso me encontraba más ligero que estos días de atrás. El circuito se ha desarrollado sin novedades, quizá hoy haya tocado esperar algún semáforo más de lo habitual, pero no ha variado nada. He intentado llevar una buena zancada, pero controlando las pulsaciones para no perder la forma de las semanas anteriores e intentar no acumular cansancio estos días que restan y poder centrarme los días de series y tiradas largas. Por lo tanto exceptuando las subida de la cuesta de San Vicente, las piernas las he notado recuperadas y me ha dejado contento, porque comparando el circuito con los toboganes de Segovia, lo de hoy ni eran cuestas ni ná.

11,1 km en 1:05:23 con 145 ppm (1º km en 10:55) 11ºC / Ride 2

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