Un constante billete de ida y vuelta

Mi vida la paso entre dos puntos y a veces al despertar no sé muy bien donde me encuentro, si en mi añorada localidad natal o en la queridísima ciudad de adopción

Los domingos en Madrid suponen un cambio de aptitud, me había acostumbrado estos últimos fines de semanas que he pasado en el pueblo, a levantarme sobre las ocho, desayunar y salir pasada una hora u hora imedia; cuando el cuerpo se desperezase, pues no suele haber compromiso y corro casi siempre solo. Sin embargo hoy tocaba madrugar un rato antes, Fernando tenía una obligación con la Caja Trágica (quiero decir, Mágica), y decidimos el día anterior adelantar media hora la salida y así tener tiempo.
Me levanté con dolores en la tibia derecha al pisar y después del desayuno realicé una serie de calentamientos para prevenir o descargar los dolores, pasado un rato, me embadurné de Traumeel®, me puse las pantorilleras, me calcé las Ride 2, bebí agua y me dije que pase lo que tenga que pasar. Al llegar a la calle vi a Fernando trotando, y con cara de circustancia me dirigía hacia él; al acercarme, oigo decirme que tenía cierta sobrecarga en el muslo, y aprovechamos la ocasión para confesamos.
Renqueando, tomamos dirección Casa de Campo, y aprovecho para respirar hondo, pues la lluvia caída desde el viernes hacia sentir cierta humedad en el ambiente. Fernando para salir de la rutina propone hacer la tapia al contrario, y al llagar al lago nos encontramos con el Duatlon Villa de Madrid, lo cual facilita recorrer la Tapia, en dirección contraria. El primer tramo pasa rápido, incluso pierdo la costumbre de beber líquido en el 5. Pasado el zoológico nos percatamos que este domíngo la especie autóctona; el "runners", está presente por cada camino, esta especie se caracteriza por llevar colores llamativos y se puede observar en sus ojos el hambre de competición, al igual que se olfatea su esfuerzo e ilusión.


Aparecen las primeras ascensiones, me cuesta cambiar de ritmo y le comento en voz alta a Fernando que había olvidado subir las cuestas, éste me mira y se ríe. Llegamos a la Puerta de Somosaguas, el ritmo es vivo y compruebo que es cierto lo que me había comentado mi compañero, que recorrer la tapia en sentido de las agujas del reloj es más sencillo. Pasado el "Portillo de los pino" nos encontramos númerosos grupos que vienen de subir el cerro de cobatillas, y el esfuerzo se observa en su ojos, al llagar a dicho cerro cambiamos de ritmo, la respiración se entrecorta, y el esfuerzo se acumula en las piernas, ya que en este sentido las subida es más larga y un porcentaje más constante. Volvemos bordeando la carretera de Castilla, y al llegar a Cacigal estrenamos el puente peatonal que cruza la M-30 y volvemos a casa bordeando la Ribera del Manzanares.
Entreno ameno, que tengo la sensación de haber pasado muy rápido, y eso es bueno, ante todo psíquicamente; después de 20 días necesitábamos ponernos al día y no hemos parado de hablar de casi todo, como estrategias, temores, temas alimenticios, etc. Lo que me ha despejado de preocupaciones además el ritmo ha servido para recuperar. El premio me lo he encontrado al llegar a casa y sumar otruña negra más.

21,3 km en 1:59:37 con 158 ppm (1º km en 7:07) 8ºC / Ride 2



Por cierto antes de que me olvide, Felicidades Julián!!!
Este año casi se nos vuelve a pasar.
Un fuerte abrazo.

Después de coronar Astun (Candanchu) en 1995.

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