Un constante billete de ida y vuelta

Mi vida la paso entre dos puntos y a veces al despertar no sé muy bien donde me encuentro, si en mi añorada localidad natal o en la queridísima ciudad de adopción

Para mimar a el pie he cambiado el día de entreno, y en lugar de hacer series que corresponden al miércoles, lo he sustituido por las típicas cuestas de los viernes. Me he levantado algo preocupado, pues al pisar el suelo a levantarme he notado molestias, pero la ilusión de estrenar zapas ha ganado a la inquietud del dolor. Sin haberlas probado antes, me he calzado las Triumph 7, me he colocado el cortavientos y he saltado a la calle haciendo ruido (el típico de la goma de la suela al estar impoluta). Las primeras impresiones son muy buenas, la parte de la planta del pie va muy protegida y casi no noto molestias, el talón flota con el contacto del suelo, pero quizá parezcan algo pesadas, pues a las piernas le cuesta acelerar el paso; o quizá sea la acumulación de cierto cansancio.
Al llegar a la cuesta de San Vicente, era hora de probar y certificar las gratas impresiones recibidas durante el entreno, en el tramo fuerte de la subida dejé caer el peso sobre las plantas del pie para no perder velocidad y el pie respondió perfectamente. De vuelta a casa se perfilaba una mueca sonriente que no podía disimular. Estoy encantado con el nuevo juguete.

12,58 km en 1:10:04 con 144 ppm (1º km en 5:52) 4ºC / Triumph 7

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