Un constante billete de ida y vuelta

Mi vida la paso entre dos puntos y a veces al despertar no sé muy bien donde me encuentro, si en mi añorada localidad natal o en la queridísima ciudad de adopción


Eran las 9:40 de la mañana y el teléfono sonaba insistentemente, lo cual me hizo imaginarme quienes estarían en el otro lado del aparato. Al contestar, dos voces al unísono gritaban "Hola". Desde ese momento el día se aceleró, y la costumbre de planificar el día se esfumó. Disfruto enormemente de la compañía de mis sobrinas, de sus juegos, sus secretos, sus confidencias, su ternura, sus cosquillas y su ingenuidad; pero en algunos momentos me desconciertan, ante todo si tengo que prestarle atención al mismo tiempo a ambas, o por la falta de costumbre me hablan a gritos para que les preste atención a una antes que a la otra; o intentan hacerme hablar a través de preguntas sin fin. Todo ello me produce como en el caso de hoy un enorme dolor de cabeza, el cual intento mitigar con una pastilla, o intentando esconderme a hurtadillas para cerrar los ojos durante un rato y descansar. Las horas pasan y su actividad frenética no disminuye, pero sin saber muy cuando, surge ese momento en que les oigo reírse, esa risa me contagia, aliviando mis síntomas con mas rapidez que el fármaco ingerido horas antes. Ese momento me cala de felicidad me hace olvidar los dolores y me hace recordar porque las quiero tanto y en muchas ocasiones las hecho de menos.

2 comentarios:

Sabía que las querías pero acabo de llorar ilusionada al leer tus palabras. No se si te lo he dicho hace poco,pero TE QUIERO

Como en cualquier medicamento hay que leer primero el prospecto, aunque yo soy más de automedicarme con vuestro cariño.
Un besazo hermanita.

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