Un constante billete de ida y vuelta

Mi vida la paso entre dos puntos y a veces al despertar no sé muy bien donde me encuentro, si en mi añorada localidad natal o en la queridísima ciudad de adopción

Creo que durante un tiempo, hoy he corrido dormido.

Como todas la mañanas los primeros 20 minutos se convierten en ritual. Lo primero que toca en el ritual es la ceremonia de vestirse, hay que intentar abrigarse y no salir directamente con el pijama, como ha podido suceder hoy. Cuando abres la puerta para salir vas siempre con la mosca detrás de la oreja, crees eternamente que olvidas algo, haces una pausa, piensas y haces repaso; te tocas el bolsillo –vale llevo las llaves–; miras la muñeca –vale las legañas me dejan ver el Garmin–; bajas la cabeza –ok, no llevo las zapatillas de paño–; etc. Desciendes las escaleras bostezando (esto sucede todos los días), te miras al espejo de la entrada para ver la facha que llevas hoy (algunos días ni me veo); enciendes el chino; te tiras de las mangas de la chaqueta; doblo la esquina; observo el reloj de la marquesina (según los días y el frío) e inconscientemente vuelvo a estirarme de las mangas, hasta dejarme el cuello "escote palabra de honor"; contemplo si la lazada de las zapatillas están ajustadas correctamente, y llega el momento que cambia todo y que da cierta pereza. Llega el momento de la primera zancada del día, de ella depende mucho el ánimo con el que afrontaremos el entreno; las primeras impresiones son buenas (hoy he escogido bien), no noto dolores, no hace el frío de otros días, no hay problema, solo falta disfrutar.
No!!!, no solo falta disfrutar, falta lo más importante (por ello la mosca seguía revoloteando). Falta el Ventolin® –joder!!!–, pues hoy no disfruto, seguro. Tocan cuestas; llevo 9 minutos y la maquina no carbura bien, le falta aire y puede gripar en cualquier cuesta. Decido tomárselo con tranquilidad, me resigno sabiendo que puedo volver a casa en cualquier momento sin terminar el entreno, voy mas pendiente de la respiración que de mis propios pasos.
Al legar a la altura del mercado de la Cebada, la respiración esta controlada, empiezo mentalmente buscar un atajo para volver a casa pues supongo que es tarde, pues la sensación es de correr lentamente, miro el chino y me llevo la alegría, marca 40:12, me quedan 20 minutos más para disfrutar.

9.74 km en 0:58:03 con 153 ppm (1º km en 10:46) / Ride 2 / 2ºC

La impresión, muy buena quien me iba a decir (cuando empecé el nuevo tratamiento broncodilatador) que podría acabar un entreno exigente de 60 minutos, sin sensación de ahogo y sin los fuertes dolores de espalda por forzar los pulmones.
Me encuentro fenomenal y ante todo despierto, !! No es un sueño !!

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