Un constante billete de ida y vuelta

Mi vida la paso entre dos puntos y a veces al despertar no sé muy bien donde me encuentro, si en mi añorada localidad natal o en la queridísima ciudad de adopción

Toca bici, y estas mañanas aprovecho para llenar más el estomago en el desayuno. No tengo prisa para salir, reviso el equipaje de la mochila y tomamos dirección CdC, con la intención ir ampliando el tiempo en la bici e ir acostumbrando al cuerpo hacer ejercicio durante varias horas. El entreno lo había fraccionado en 2 partes; la primera era recorrer kilómetros con desarrollo alto para hacer fuerza en las piernas durante la primera hora, y la segunda cambiar de terreno, y desarrollo y disfrutar de los caminos, terminando así contento. Eso sobre el papel, pues a la hora de la verdad me he quedado estancado en las 2 horas, y siendo sincero no he disfrutado nada en el tramo final, es más subiendo el Cerro de las Covatillas, me he quedado seco, clavado, sin fuerzas. Desde este punto he circulado por senderos dejándome llevar y reservando fuerzas para mañana.


40,01 km en 2:04:45 con 142 ppm

Aunque la mejor forma de recuperarse, es con un buen plato de quinoa con verduras y garbanzos. Desde que Nuria nos lo preparara con brócoli estas pasadas Navidades, tenía en la cabeza hacerlo algún día. Lo mejor de este cereal (o planta), es que resulta más digestivo que el arroz, y más, si nos proponemos consumir grandes cantidades como ha sido hoy; además tiene un aspecto parecido al cuscus. Un plato vegetariano con alto contenido en proteínas.
Creo que ha entrado en nuestro menú para quedarse.

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